Convivimos con los pecados capitales, ya sea porque nos
relacionamos con personas que los tienen o porque los tenemos nosotros mismos
en alguna medida. Ellos son expresión de desviaciones con relación a la
satisfacción de necesidades básicas de cada individuo en áreas muy
significativas de su existencia como son: sexo, comidas, bebidas, trabajo,
dinero y relaciones con los demás y con uno mismo, por lo que existe cierta
inclinación natural a ellos y son muy comunes.
En grados extremos ocasionan significativos sufrimientos en
quienes los tienen y en otros, importantes cifras de ingresos en hospitales
clínicos y psiquiátricos y muertes prematuras, por lo que puede decirse que se
trata de un tema que reclama esfuerzos investigativos orientados a identificarlos,
prevenirlos o solucionarlos si ya están presentes.
Pecado (del latín peccātum: delito, falta o acción culpable)
es una transgresión voluntaria y con conocimiento de un precepto moral o
religioso. En teología moral se le considera «un acto malo, o la omisión
culpable de un acto bueno obligatorio». Por extensión, es todo exceso o defecto
en cualquier línea o todo acto u omisión que se aparta de lo recto y justo, o
que falta a lo que es debido. (1)
Los abordados en el presente estudio: soberbia, avaricia, gula,
lujuria, pereza, envidia e ira; son denominados: “Capitales” (del latín
capitis, "cabeza"), no por la magnitud de los mismos sino por ser
considerados cabeza u origen de muchos otros. (2)
El tratamiento de los mismos se remonta a la antigüedad con
pensadores como el monje y asceta cristiano Evagrio Póntico (345-399) quien
consideró que eran ocho malos pensamientos o terribles tentaciones: Gula,
avaricia, lujuria, vanagloria, ira, tristeza, pereza y orgullo, que alejan al
hombre del conocimiento divino. (3)
Juan Casiano (360-435), sacerdote rumano y también asceta,
mantuvo la lista de ocho pecados de Evagrio Póntico, y en general, los trató
como vicios o pasiones malvadas, fuentes de palabras, pensamientos o actos
impropios, que debían ser evitados, y que la victoria sobre estos tiene como
resultado las virtudes que a ellos corresponden. (4)
El papa romano Gregorio Magno (540-604) consideró que la
tristeza era una forma de pereza por lo que redujo el número de pecados
capitales a siete. (5)
El teólogo y filósofo católico Tomás de Aquino (1225-1274)
respetó esa misma lista, aunque con otro orden: vanagloria (soberbia), envidia,
ira, pereza, avaricia, gula, lujuria. (6)
El poeta italiano Dante Alighieri (1265-1321) en «El
Purgatorio», la segunda parte del poema La Divina Comedia, muestra siete
círculos, uno por cada pecado capital, a vencer en un ascenso continuo en la
conquista de un mayor grado de virtud. (7)
La escritora y dramaturga británica Agatha Christie
(1890-1976) también escribió un conjunto de relatos en los que estos vicios
tienen presencia: El misterio de la guía de ferrocarriles: Soberbia. Se anuncia
un asesinato: Envidia. Muerte bajo el sol: Lujuria. Cianuro espumoso: Pereza.
Noche sin fin: Avaricia. En el hotel Bertram: Gula. Cinco cerditos: Ira. (8)
El filósofo español Fernando Savater (1947-) contextualiza
los pecados capitales a la luz de problemas contemporáneos a nivel global. (9) Y
el psicólogo, también español, Manuel Villegas Besora (1941-) los presenta
desde una perspectiva psico-social y los explica como daño causado a los demás
o al ecosistema a partir de motivaciones egocéntricas. (10)
En Cuba, sin proponerse el tratamiento de estos vicios como
pecados capitales; existe una prolífica literatura sobre la adicción a las
bebidas alcohólicas, con autores como los psiquiatras Ricardo Ángel González
Menéndez, (11) Isabel Donaire Calabush (12) y Pedro Gabriel Hernández Mandado.
(13)
El también psiquiatra Alberto Clavijo Portieles trata las
actitudes negativas y no adaptativas de los pacientes neuróticos muchas de las
cuales se corresponden con características de la soberbia y la envidia. (14)
Y dentro de una extensa bibliografía sobre teoría de los
valores, autores como: Eva Miralles Aguilera, (15) Raidel González Rodríguez,
Juan Cardente y García, (16) María de los Ángeles González Valdés (17) y María
del Carmen Amaro Cano, (18) entre muchos otros, han abordado cualidades morales
como la laboriosidad, la cual está relacionada con la pereza.
En la presente obra se abordan los pecados capitales desde
la teoría de los valores ético-morales y desde una óptica médico-psiquiátrica
para invitar al lector a una reflexión sobre sus actitudes, motivos y hábitos
en importantes áreas de su vida. A través de ella se pretende dar respuesta a las
siguientes interrogantes: ¿En qué consiste cada vicio capital?, ¿qué cualidades
morales positivas y vicios opuestos se relacionan con cada uno de ellos? y
¿cómo contribuir a la comprensión y prevención de los mismos mediante la
utilización de refranes, proverbios, máximas e imágenes?
Una posición central asumida ha sido la del término medio o
justo medio, según la cual cada virtud o cualidad moral positiva se encuentra
ocupando una posición intermedia entre extremos viciosos, uno por ausencia o
disminución y otro por exceso o distorsión, (19) de los cuales los vicios
capitales ocupan uno de los extremos viciosos. Lo anterior es sabiamente
anunciado en la locución latina: “En el medio está la virtud”. (In medio stat
virtus) (20)
Esta concepción permite mostrar formas de pensar, sentir y
actuar saludables, así como sus posibles desviaciones. Con relación a la
importancia de mostrar tanto lo acertado como lo errado José Martí comentó en
sus nociones de lógica:
-Para saber cómo acertaremos, conviene saber en qué casos y
de qué modo es posible que erremos. (José Martí) (21)
-Al dar a un hombre las señas del camino que debe tomar, no
deberemos decirle solamente las sendas que ha de seguir, sino las que ha de
evitar. (José Martí) (22)
El texto consta de una introducción, siete tópicos, cada uno
dedicado a un vicio capital, consideraciones finales, sinónimos, antónimos y
extremo vicioso opuesto de las cualidades abordadas y un sistema de glosarios,
uno sobre teoría de la virtud, y el resto sobre cada una de las desviaciones
tratadas.
Como novedad del producto pudiera mencionarse el tratar los
vicios capitales de la ética cristiana desde posiciones
dialéctico-materialistas, a través de la teoría de los valores ético-morales y
desde un enfoque médico - psiquiátrico. También su propia estructura en la que
sobre la base de argumentaciones teóricas sobre las cualidades analizadas, se
integran recursos como: refranes, proverbios, imágenes, sinónimos, antónimos, y
glosarios de términos; los cuales se complementan unos a otros, y aumentan las
posibilidades de comprensión del tema abordado. (23)
Como fuentes bibliográficas se consultaron autores como,
Aristóteles (384 -322 a.n.e.), Séneca (4 a.n.e.-65 n.e.), Tomás de Aquino (1224
ó 1225- 1274), investigadores recientes como el filósofo español Fernando
Savater (1947-), el psicólogo, también español, Manuel Villegas Besora (1941-)
el filósofo y antropólogo argentino Risieri Frondizi (1910-1985), el psicólogo
cubano Fernando Luis González Rey (1949-), la pedagoga Esther Báxter Pérez
(1944-), los filósofos Zaira Rodríguez Ugidos (1940-1985) y José Ramón Fabelo
Corzo (1956-), así como los psiquiatras, también cubanos, Ricardo Ángel
González Menéndez (1936-), Pedro Gabriel Hernández Mandado (1951-) y Alberto
Clavijo Portieles (1944-).
También se realizó una búsqueda intensiva de refranes y
proverbios en la Biblia, (24) el Tao Te King de Lao Tsé (siglo VI a.n.e.) (25)
, las Analectas de Confucio (550 a.n.e.- 479 a.n.e.), (26) enciclopedias, y
diccionarios de citas y frases célebres, obras del escritor, investigador y
folklorista cubano Samuel Feijóo Rodríguez (1914-1992), así como en refraneros
disponible en internet. Cabe decir que no se desestimó ninguna fuente por lo
que no pocos fueron recopilados por el autor de boca de cubanos y cubanas en su
hacer cotidiano.
Los refranes y proverbios que tienen especificado el país de
origen, se han extraído de los libros: “Dichos o refranes. Compendio temático”
de Samuel Flores-Huerta (27) en el que se compendia refranes mexicanos,
"Refranes, proverbios, dichos y sentencias. Todo el tesoro de la sabiduría
popular de los pueblos de España a su alcance" de José Antonio Solís, (28)
el cual recoge refranes españoles, "En la expresión de los Pueblos", (29)
que reúne refranes de prácticamente todas las regiones del mundo, y “Del Piropo
Al Dicharacho”, (30) que aborda, entre otras cosas, al refrán cubano, ambos de
Samuel Feijóo.
A pesar de la diversidad de fuentes, el texto está escrito
en un lenguaje sencillo y directo por lo que es de fácil comprensión para
quienes lo lean.
La obra fue enriquecida desde el punto de vista práctico con
la experiencia adquirida por el autor, primero trabajando como médico de la
familia, y luego en las consultas de psiquiatría, en las que, con frecuencia,
los pecados capitales están estrechamente relacionados con el problema de salud
del paciente.
Está dirigida a un público con una edad que comprenda de la
adolescencia en adelante sin importar nivel de escolaridad, sexo o profesión.
En ella se compilan reflexiones orientadoras e inspiradoras, por lo que pudiera
servir como material de autoayuda para aquel que lo lea, y como texto auxiliar
para aquellos que ejerzan la psicoterapia.
También pudiera contribuir al desarrollo de cursos con un
perfil ético-axiológico y psiquiátrico, a elevar la cultura general de la
población mediante la divulgación de sus resultados, y a satisfacer la
creciente y apremiante demanda de bibliografía sobre teoría de los valores
ético-morales.
En el texto se tratan desviaciones de cualidades morales de
extraordinaria relevancia para un adecuado desempeño social, por lo que también
pudiera servir como material de referencia a todos aquellos que en su quehacer
profesional formen o reformen valores, como son: médicos de la familia,
psicólogos, psiquiatras, pedagogos, reeducadores de centros penitenciarios etc.
También pudiera ser útil a investigadores e interesados en la temática aquí
abordada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario